Marcos García, periodista y emprendedor consumado, es CEO de Nostromia y experto en inteligencia artificial (IA) que ve en la tecnología una aliada natural del caravaning. Desde la gestión energética hasta la planificación inteligente, su visión combina innovación y respeto por la esencia del viaje sobre ruedas, basada en la libertad, la sencillez y la conciencia del entorno. Conocemos un poco mejor sus impresiones al respecto en esta entrevista.
¿Qué relación has tenido con el mundo de las autocaravanas o cámperes?
Menos de lo que me gustaría. Cuando era joven salía mucho de acampada y, aunque entonces no existía el fenómeno cámper tan extendido como ahora, nuestra versión era parecida, solo que con furgonetas menos preparadas. Era una manera más rudimentaria, pero con el mismo espíritu de aventura y libertad que define este estilo de viaje.
Desde tu experiencia como CEO de Nostromia y experto en IA, ¿cómo describirías el momento actual de la inteligencia artificial en el ámbito empresarial?
Vivimos una fase de adopción pragmática. Muchas empresas han pasado del hype inicial a proyectos con objetivos claros: ahorrar tiempo, mejorar la atención al cliente y tomar decisiones basadas en datos. En Nostromia trabajamos sobre todo con pymes que buscan ganar productividad mediante la automatización de tareas repetitivas, la creación de contenidos con control y la conexión de la IA con sus sistemas internos, como el CRM o el ERP. Hoy la pregunta ya no es qué modelo usar, sino qué proceso mejorar, y eso implica tener métricas, gobernanza y seguridad. La inteligencia artificial no es una varita mágica, sino una herramienta que, bien aplicada, elimina fricciones y libera tiempo para centrarse en lo realmente importante.
¿Qué te inspira más del caravaning como forma de viajar o incluso como filosofía de vida?
Me inspira la libertad y el ritmo humano. Me gusta poder decidir la ruta sobre la marcha, parar donde apetece y alargar una puesta de sol sin mirar el reloj. Es una manera de viajar que te obliga a ser autosuficiente y más consciente de tus recursos: del agua que usas, de la energía que consumes o del ruido que generas. También valoro mucho su componente comunitario; en las áreas, talleres y foros se comparte conocimiento práctico y experiencias reales. Para quienes trabajamos en tecnología, ese espíritu es una lección constante, ya que la simplicidad y la robustez suelen ganar a la complejidad.
Si unieras esas dos pasiones, la tecnología y el caravaning, ¿cómo imaginas que la inteligencia artificial podría transformar este sector en los próximos años?
Imagino una IA integrada, natural, casi invisible. Habrá planificadores que combinen la meteorología, la altura de los vehículos, las restricciones locales y los puntos de interés; asistentes que ajusten los consumos energéticos (baterías, paneles, calefacción) según el plan del día; y sistemas de mantenimiento preventivo capaces de detectar posibles averías antes de que ocurran. También surgirán servicios para compartir rutas verificadas por la comunidad, con recomendaciones personalizadas según el perfil de cada viajero. Todo ello deberá construirse sobre dos pilares: privacidad de datos e interoperabilidad. Lo importante es que podamos cambiar de aplicación o proveedor sin perder nuestra información ni depender de un ecosistema cerrado.
Ya se habla de asistentes inteligentes a bordo, mantenimiento predictivo o rutas personalizadas… ¿Qué avances crees que veremos pronto aplicados a las autocaravanas?
En el corto plazo veremos una navegación más consciente del vehículo, que tenga en cuenta su altura, peso o las emisiones en zonas restringidas. También llegarán los sistemas de monitorización energética inteligente, capaces de estimar la autonomía real en función de placas, baterías y consumos. El mantenimiento predictivo será una realidad básica, con sensores que detecten fugas, humedad o presión inadecuada en los neumáticos. En el ámbito de la seguridad, veremos cámaras con detección de movimiento y asistencia al aparcamiento en espacios reducidos.
A medio plazo, la integración con campings y áreas permitirá realizar reservas dinámicas según disponibilidad real. Los asistentes a bordo funcionarán incluso sin conexión, y los sistemas de conectividad serán más sostenibles, con antenas y routers que optimicen el consumo energético.
Desde tu visión, ¿la IA puede mejorar la experiencia humana del viaje o existe el riesgo de que la tecnología la desvirtúe?
Puede mejorarla si la entendemos como apoyo, no como sustitución. La IA puede ayudarnos a decidir dónde dormir con viento fuerte o a calcular si llegamos con batería suficiente, pero no debería convertir el viaje en un videojuego de optimización. Existe el riesgo de sobreplanificar o de entregar demasiados datos, perdiendo privacidad y espontaneidad. Mi regla personal es simple: la IA sugiere, yo decido. Y de vez en cuando conviene desconectar, tomar una carretera secundaria y dejar que el paisaje marque el rumbo.
Trabajas en soluciones corporativas basadas en IA. ¿Hay aprendizajes de tu trabajo que podrían extrapolarse al mundo del caravaning o al turismo itinerante?
Sí, sin duda. Del mundo empresarial podemos trasladar principios útiles como empezar por pequeños proyectos con objetivos concretos, registrar y analizar datos con sentido y de forma anónima, y dar prioridad a la experiencia del usuario. La tecnología debe ser discreta, no invasiva. También es esencial mantener políticas de privacidad claras y ofrecer un modo sin huella que garantice el control al viajero. Y algo que a veces se olvida: la formación. Todos deberíamos entender cómo funciona el sistema, qué hace y cómo desconectarlo cuando queramos.
¿Crees que la IA puede ayudar a hacer los viajes en autocaravana más respetuosos con el medio ambiente y el consumo energético?
Sí, y de manera muy práctica. Puede mejorar la eficiencia planificando rutas que eviten atascos o zonas con viento en contra, optimizando así el consumo. También puede predecir la generación solar y el gasto energético según los hábitos de cada viajero, avisando si conviene salir antes o buscar sombra o sol. En cuanto al mantenimiento, detectar a tiempo una fuga de agua o un fallo técnico puede evitar un despilfarro importante. A nivel global, los datos anónimos permitirán optimizar las redes de servicio y reducir desplazamientos innecesarios. En definitiva, se trata de fomentar la sostenibilidad sin moralinas, con decisiones informadas y libertad de elección.
Mirando al futuro, ¿cómo imaginas el ‘caravaning inteligente’ dentro de 10 o 15 años?
Lo imagino más integrado y más invisible. Los vehículos contarán con gemelos digitales para diagnósticos y actualizaciones, la gestión energética será un todo (paneles, baterías, alternador y carga en ruta) e incluso veremos intercambio de energía entre vehículos y áreas. Los accesorios funcionarán con estándares abiertos y los asistentes locales podrán operar sin conexión. El mapa dejará de ser una simple app para convertirse en un entorno completo que combine ruta, meteorología, normativa y disponibilidad en tiempo real, siempre con la privacidad como base del diseño. Ojalá además encontremos mejores infraestructuras, menos improvisación y más puntos de pernocta bien pensados.
Y para cerrar, ¿qué representa para ti viajar en autocaravana, más allá de lo profesional, y qué le dirías a alguien que nunca lo ha probado?
Viajar en autocaravana es una mezcla de hogar mínimo y horizonte abierto. Te devuelve el control del tiempo y te recuerda que necesitas menos de lo que crees. A quien no lo haya probado le diría que empiece de forma sencilla: un fin de semana cercano, sin pretensiones, solo para observar cómo cambia la manera de mirar el territorio. Si después te engancha, ya vendrán las mejoras técnicas. Primero, el camino; después, la tecnología.