En 1993, en plena Guerra de los Balcanes, el puente de Mostar quedaba destruido. Símbolo de amores y odios entre pueblos vecinos pero de religiones e incluso ideologías diferentes, fue de nuevo construido tras acabar una de las últimas grandes guerras del siglo XX. Dos décadas más tarde, Mostar ha recuperado la tranquilidad y luce como ninguna otra ciudad de la región, un encanto especial que le hace aumentar poco a poco el turismo cada año y también aquel reservado para autocaravanas.
Viajar a Mostar en autocaravana es visitar la ciudad más importante de Herzegovina, la histórica región y la más pequeña del país que hoy en día conforman Bosnia y Herzegovina. Su famoso puente le da el nombre, Mostar significa Puente Viejo y se levanta encima del bucólico río Neretva. Mostar es la ciudad más grande de la zona y se encuentra en una zona típicamente Mediterránea que, pese a la nieve del invierno, no ofrece bajas temperaturas a sus habitantes y sí calurosos veranos a quienes la visitan.

Pese a ver perdido importantes sinagogas y mezquitas de diferentes religiones, Mostar aún hoy conserva importantes edificaciones, hoy en día recuperadas algunas y otras en proceso de serlo intentando volver a conservar una huella propia que las bombas arrebataron en su día. Viajar a Mostar en autocaravana es visitar la mezquita de Karajoz del siglo XVI, la mezquita de Koski Mehmed Pasha, los bellos barrios antiguos cristiano y musulmán, la Torre Tara, el museo arqueológico, la Torre Helebija, la mezquita de Vucjakovica dzamija, situada en la famosa calle Maršala Tita, el concurrido Bazar de Kujundziluk, la zona Bulevar conocida por ser la antigua frontera de la guerra, la Iglesia Franciscana, la Catedral y la Plaza de España en agradecimiento a los soldados españoles que ayudaron al pueblo en la guerra y donde se halla la colorida y popular Escuela de Gramática.
